Lo que aprendí alisando paredes (y cómo me ayuda a cobrar mejor escribiendo)

Lo que aprendí alisando paredes (y cómo me ayuda a cobrar mejor escribiendo)


Esto no lo cuento por fardar, ni por ego.
Lo cuento porque es real.
Y porque puede que te sirva si vendes servicios.
Sobre todo, si escribes.


Hay semanas que alisando paredes, me saco más de 1.000 pavos.
Sí, en una semana.
Y no por magia.
Por saber hacer las cosas bien, y rápido.


¿Cuál es el problema?

Que cuando terminas tan rápido, parece que cobras mucho por poco.

Y ahí empieza el ruido:

👉 “¿Todo eso solo por unos días?”
👉 “Eso es un robo…”
👉 “Yo creía que iba a tardar más…”


¿Qué hago para evitarlo?

Alargo la faena.

No por necesidad.
Por percepción.

Trabajo más tranquilo.
Echo menos horas al día.
Y si puedo, llevo otra faena en paralelo.

Así la cosa dura más.
Y lo que cobro, ya “cuadra” en sus cabezas.


¿Y qué tiene que ver esto con el copy?

Todo.


Cuando escribes una página de ventas,
hay días que la puedes sacar en unas horas.
Y que quede brutal.

Pero si la entregas al día siguiente…
parece que la hiciste rápido.
Y si es rápido, “vale menos”.

(No importa que lo que vendan ellos se haga en masa. Aquí, la rapidez resta.)


Lo que hago yo:

La escribo.
La dejo reposar.
Y la entrego cuando toca.

Así, en vez de parecer algo que “me quitaba rápido de encima”,
parece algo que lleva su proceso, su tiempo, su valor.


¿Conclusión?

No es cuánto trabajas.
Es cómo lo perciben.

Y a veces, para que paguen bien…
tienen que sentir que te costó.

Aunque tú sepas que, en realidad,
lo que cuesta es llegar a hacer algo bien, en poco tiempo.

¿Quieres recibir más artículos como este?

📥 Suscríbete y te los mando directo.
Nada de relleno, ni de ventas disfrazadas.
Solo lo que funciona (y lo que nadie te cuenta).
Cada semana, sin falta.

Deja un comentario

Scroll al inicio