¿Por qué tu web espanta más que atrae? (7 errores que hacen que el cliente huya como si le vendieran enciclopedias)

Te gastas la pasta en diseño, hosting, plugins y demás cosas que suenan a futuro.

Monta la web.
Las publicas.
Esperas a que la magia suceda…

Y lo único que ocurre es silencio.

¿El problema?
Tu web no se convierte porque espanta.

Y no porque esté fea (aunque a veces también).
Sino porque comete estos 7 errores que hacen que el cliente cierre la pestaña más rápido que tú cerrando la puerta a testigos de turno.

Vamos al lío:

1. Hablas como un robot con traje

Frases tipo:
“Somos una empresa comprometida con la excelencia, la calidad y la satisfacción del cliente”.

Eso no lo dice ni tu madre cuando habla de ti.

Habla claro. Escribe como hablas.
Y si hablas raro, busca un copy.

2. No dices qué narices haces en los primeros 5 segundos

Si alguien entra a tu web y no entiende qué haces antes de que se enfríe el café, ya lo has perdido.

No pongas frases poéticas.
Pon claridad.

Esto va de captar atención, no de ganar un Pulitzer.

3. Solo hablas de ti

“Somos líderes desde 1997…”
“Contamos con un equipo multidisciplinar…”

A nadie le importa tu historia…
hasta que entiende cómo le afecta.

Habla de tu problema, no de tu trayectoria.

4. Tu llamada a la acción está escondida como un tesoro

Si quieres que te comprenda,
haz que el botón se vea.
Y que diga algo más potente que “Enviar” o “Más info”.

No tengas miedo de pedir la acción.
Vergüenza debería darte no pedirla.

5. Tienes textos kilométricos que no lee ni tu perro

El copy no es un testamento.
Es bisturí, no serrucho.

Corta lo que sobra.
Haz que cada palabra trabaje.
Y si no trabaja… que se vaya.

6. Usas fotos de stock que huelen a mentira

Personas dándose la mano con sonrisas de dentista.
Gente demasiado feliz por estar en una oficina.

No.

O pones fotos reales, o quítalas.
Porque si lo que se ve no transmite confianza, el cliente se pira.

7. No vendes. Informas.

Tu web no es una enciclopedia.
Es tu mejor comercial.
Y si no está vendiendo, está de adorno.

Los textos deben llevar al usuario a hacer algo.
No solo a decir “qué bonito todo”.