Y por qué eso me hace vender mejor (y con más autoridad)
Todos quieren saber el precio al momento
Te preguntan:
“¿Y esto cuánto me costaría?”
“Dímelo por encima…”
“Hazme una idea rápida…”
Y tú, con toda tu buena voluntad y miedo a perder la venta, sacas la calculadora mental
y sueltas una cifra.
Error.
Grave error.
¿Sabes qué significa que el cliente tenga prisa por saber el precio?
Que tiene necesidad.
Y en las ventas, eso importa.
Porque hay una regla que se cumple el 100 % de las veces:
👉 Quien muestra necesidad… pierde.
Y si tú eres el que responde rápido, el que corre, el que intenta cerrar ya…
quedas en posición débil.
Aunque no lo notes.
Lo que hago yo (y lo que podrías hacer tú)
Cuando me preguntan por el precio, les digo:
“Entre hoy y mañana te lo paso.”
Y siempre es mañana.
Nunca hoy.
¿Por qué?
Porque yo marco el ritmo.
Porque no muestro prisa.
Porque mi presupuesto no es algo que saco del bolsillo.
Es algo que pienso, estructuro y envío cuando toca.
Eso ya cambia el tono de la relación.
Desde el minuto uno.
¿Qué consigo con esto?
✔️ Mantengo el control de la conversación
✔️ Refuerzo que no soy un improvisado
✔️ Hago sentir al cliente que está tratando con un profesional, no con un desesperado
✔️ Y mientras él espera, yo gano autoridad
Pero ojo, esto no es jugar duro por jugar
Es simplemente mostrar que tú no estás “deseando vender”.
Estás eligiendo con quién trabajar.
Y eso cambia la energía.
El cliente nota que tú no tienes prisa.
Y eso, irónicamente, hace que él sí la tenga.
Conclusión: el presupuesto es parte de la venta. No lo regales.
Si lo das al momento, pareces improvisado.
Si lo das con calma y seguridad, pareces profesional.
Y en un mundo donde todos corren por cerrar…
el que se detiene con intención
vende más…
y mejor.
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Te enseñaré a vender sin miedo.
Y sin parecer que necesitas cerrar.
